9 lugares donde enterraria mis manos

9 lugares donde enterraría mis manos

1. Abrir una lata. Olerla, una, dos, tres veces. Y después meter la mano adentro. Dejar que los dedos se impregnen de color. Pasearlos, revolearlos. Nuestra primera casa la pintamos de verde.

2. No es aire, no es agua. La podés tener pero no la podés agarrar muy fuerte porque desaparece. Pedro arma una barba en su cara. Felipe se la pone en las orejas. A mi me gusta armar montañitas de espuma arriba de mis nudillos. Manos super poderosas. Una caricia de aire.

3. Es el sueño del pibe. Lo más de lo más. Estás en el cumple de sesenta del Tío Mario. El chocolate cae como lluvia oscura. Tus dedos los buscan. Se empapan y sin que te vean los sacás rápido. Llevarse una gota en la pollera como souvenir.

4. Unir los puntos de una constelación en tu espalda. Olvidar el camino y volver a empezar. Pisotear tus lunares. Arrinconarlos. Lamerlos con la piel de mis dedos. Estrujarlos con las yemas. Descubrir uno nuevo y pedirte por favor que no te muevas.

5. Camino al club de mi colegio, había una fábrica grande de telgopor. Tenía una vidriera bien alta. Yo compraba pedazos a medida de telgopor para hacer maquetas y cosas que nos pedían en el colegio. El local estaba siempre a media luz y olía raro. En un costado cerca de la caja, había una gran bolsa de bolitas de telgopor. La tenían abierta porque vendían por peso y siempre que pagaba algo lo hacía con una mano porque la otra estaba ahí metida. Guardada. Cuidada encarecidamente por bolitas suaves y amables. Bolitas que disfrutaban de resguardar cosas. Angeles redondos que hacen que miles de electrodomésticos lleguen sanos y salvos a cualquier lado. Gracias por existir.

6. No hay nada más lindo que estar en la playa cuando hace frío. Tenía puesta tu camisa. Vos me contabas una historia que no me acuerdo bien pero era sobre vos nadando en el río. Y que pensabas que eras un delfín y ganabas. Yo conté un chiste y aproveché para pegarme bien cerca. Me gusta darte un beso cuando te reís. Vos seguías hablando. Te agarro la mano y la llevo al piso, la hundo junto a la mía en la arena. Está fría y húmeda. Te das cuenta y me das un beso. Dejo las manos en la arena. Un lazo de millones de gotitas de sal y piedras abrazándonos a los dos.

7. Si no fuera lo que soy sería sommelier de helados. Soy muy buena. A veces pienso que el infierno es tener un pote de helado y no tener cucharas. Igual eso no me pararía. Metería la mano. Y probaría diferentes métodos. Chuparme los dedos. Agarrar el helado y comerlo a trocitos que se derriten y se meten en mis uñas. Succionarlo metiendo la cara en el pote. Ver como de mi dedo índice chorrea chocolate y del medio, sambayón.

8. Cuando era chica mamá bordaba. Bordaba porque le gustaba y porque ayudaba a papá que vendía ropa a vender cosas más caras. Entonces ella agarraba una camisa y les cambiaba los botones, les ponía unos de piedras, o perlas y así quedaba mejor. Mamá tenía una caja llena de lentejuelas. Separadas por color. La abrías y te brillaba la cara del reflejo. Pasear los dedos, que una o dos se queden pegadas en tus yemas. Que no se mezclen me decías. Y yo metía los dedos pero no los movía. Los dejaba quietitos para que no me retes.

9. Mi primer auto fue un Fiat 147. No tenía radio ni aire. Lo usaba para ir de casa hasta el trabajo, 47 km de distancia. Empecé a manejar un 18 de diciembre de 2006. Hacía calor. Bajé las ventanilla y sentí el viento en la cara peinarme para atrás. Pensé que iba a ser lindo tener el pelo seco por el viento. Saqué la mano afuera. La velocidad del aire la empujó pero después con un poco de resistencia mi mano se impuso. Hubo una lucha de fuerzas, el aire para tirarla para atrás, la mano para quedarse. Después de un rato de andar, ellos agarraron ritmo.

1 comentario en “9 lugares donde enterraria mis manos”

  1. Carolina Gutiérrez

    Wow! Primera vez que entro a tu página, me encantó este post. Enalteciste cosas y situaciones tan cotidianas de tal manera que me hiciste pensar eran lo mejor del mundo. Gracias por la reacción que produciste en mí.
    Un abrazo desde Colombia!

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