Escribir.

escribiendo
A veces escribo enojada, si hubiera un espejo estoy segura de que tengo cara de pato triturado.

Escribo tirándome de los pelos, despeinándome, tapando la cara con mis pelos.

Escribo como si el teclado tuviera espinas.

Inclinada hacia adelante, agazapada, esperando que me escupan una hache o que me peguen una trompada.

Escribo como si con cada palabra me sacarían un cacho de sangre (y con el miedo que me dan las agujas).

Escribo ignorando a un enano maldito que al lado mio me grita «¡Eso es una mierda!»

Miro la pantalla como si ella me vaya a decir qué tengo que escribir.

Escribo como si seguir viviendo dependiera de escribir la palabra correcta, y la siguiente y la siguiente hasta que como un equilibrista en las alturas uno de mis pies tiembla y chan! Me caigo.

Escribo enfrentándome al miedo como si fuera un dragón y yo un caballero de hierro pero sin arma ni espada.

¿Saben que es lo peor de todo esto?

Lo que pasa cuando paro de escribir.

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